
Docencia e investigación al margen, es en el desarrollo de una nueva generación de emprendedores donde las universidades tienen más posibilidades de acaparar un importante rol social en materia de Internet y la sociedad de la información en general. En muchas ocasiones existen las ideas, la formación necesaria, pero los interesados carecen del entorno y de los medios necesarios para desarrollar con éxito sus proyectos.
Que la imaginación y las ideas existen creo dan buena cuenta de ello los proyectos relacionados con las Nuevas Tecnologías que son adquiridos en Brasil, Argentina o España por Google y otras empresas. La mayoría de estos casos de éxito se han desarrollado en precarias condiciones. Cabe pensar qué sucedería si el entorno, los medios e incluso la legislación se adaptaran favorablemente para apoyar este tipo de iniciativas. Hay ya “buenas prácticas”, excelentes diaria yo, que merece la pena tener muy presentes para estos propósitos. En una de nuestras visitas al Tecnológico de Monterrey su Rector nos mostró un modelo, ya consolidado y muy prestigiado internacionalmente que puede convertirse en un referente extraordinario para estos temas. Otras casos en algunas otras universidades iberoamericanas desvelan claramente que se trata de iniciativas en una dirección acertada.
¿Qué se puede hacer para apoyar e impulsar aún más estas iniciativas?. En uno de mis grupos de trabajo fue tratado el tema y no me puedo resistir a señalar tres vías mencionadas.
1. El entorno de la creatividad. Las universidades necesitan desarrollar más eficientemente espacios o entornos donde la creatividad y la gestión empresarial estén conciliadas. Los parques científicos o espacios similares pueden ser propuestas idóneas si van acompañados de centros capaces de desarrollar, estimular y proteger la generación de ideas empresariales que pueden llegar a ser competitivas en el mercado. La relación universidad - empresa en la sociedad del conocimiento debe adquirir unas dimensiones más ambiciosas y proclives de las que se derivan de nuestra cultura universitaria. Es en el marco de estos entornos que sobrepasen unas dimensiones críticas -o unas “aglomeraciones” significativas donde tienen más posibilidades de sobrevivir con éxito este tipo de proyectos empresariales cuya maduración puede terminar en manos diferentes de sus impulsores. Los gobiernos y las universidades deberían hacer apuestas decididas en esta vía.
2. Los medios, el talento, el capital humano… Producir, desarrollar y retener talento requiere más allá de entornos creativos. El fomento del emprendedurismo tiene más posibilidades de éxito en un contexto en el que se facilitan los servicios necesarios. En nuevas tecnologías es presumible que el desarrollador de un proyecto específico carezca de conocimientos y habilidades de gestión para que la idea puede alcanzar el éxito. Un know how en estos temas (búsqueda de socios, tutorías, gestión empresarial, capitales…) puede elevar muy significativamente la superviviencia y éxito de estos proyectos. En países como los nuestros, en los que las fórmulas de capital-riesgo tienen un menor desarrollo, cabría configurar el concepto de incubadora desde una perspectiva más ambiciosa y generosa. La experiencia asociada a estos temas desvela que incluso que los fracasos se convierten en poderosas herramientas de aprendizaje y experiencia, un auténtico capital humano que las empresas valoran significativamente como input productivo.
3. La legislación y la aceptación social. Aceptamos que un profesor, tome un año sabático, concentre sus clases en un cuatrimestre y premiamos que lleve a cabo una actividad investigadora en muchos casos irrelevante socialmente improductiva con los mayores beneplácitos y complicidades académicas (me ocupé de este tema en La investigación y su compromiso con la sociedad). Sin embargo en muchas universidades públicas nos sorprenderíamos si ese mismo profesor arriesgara sus dinero creando empleo y tratando de hacer productiva empresarialmente aluna idea o proyecto que se hubiera generado en un entorno académico (incluso con las debidas cautelas para determinar la propiedad intelectual de la idea). Conozco algunos profesores relacionados con las nuevas tecnologías que lo han intentado y la experiencia ha resultado una mezcla de sentimientos de autoculpabilidad y de rechazo. Y es que tan importante es una legislación avanzada y clara sobre estos temas como la creación de una nueva cultura en las universidades en favor del emprededurismo empresarial venga de alumnos o jóvenes profesores doctores con unas excelentes posibilidades de explotar su formación y conocimientos
Que la imaginación y las ideas existen creo dan buena cuenta de ello los proyectos relacionados con las Nuevas Tecnologías que son adquiridos en Brasil, Argentina o España por Google y otras empresas. La mayoría de estos casos de éxito se han desarrollado en precarias condiciones. Cabe pensar qué sucedería si el entorno, los medios e incluso la legislación se adaptaran favorablemente para apoyar este tipo de iniciativas. Hay ya “buenas prácticas”, excelentes diaria yo, que merece la pena tener muy presentes para estos propósitos. En una de nuestras visitas al Tecnológico de Monterrey su Rector nos mostró un modelo, ya consolidado y muy prestigiado internacionalmente que puede convertirse en un referente extraordinario para estos temas. Otras casos en algunas otras universidades iberoamericanas desvelan claramente que se trata de iniciativas en una dirección acertada.
¿Qué se puede hacer para apoyar e impulsar aún más estas iniciativas?. En uno de mis grupos de trabajo fue tratado el tema y no me puedo resistir a señalar tres vías mencionadas.
1. El entorno de la creatividad. Las universidades necesitan desarrollar más eficientemente espacios o entornos donde la creatividad y la gestión empresarial estén conciliadas. Los parques científicos o espacios similares pueden ser propuestas idóneas si van acompañados de centros capaces de desarrollar, estimular y proteger la generación de ideas empresariales que pueden llegar a ser competitivas en el mercado. La relación universidad - empresa en la sociedad del conocimiento debe adquirir unas dimensiones más ambiciosas y proclives de las que se derivan de nuestra cultura universitaria. Es en el marco de estos entornos que sobrepasen unas dimensiones críticas -o unas “aglomeraciones” significativas donde tienen más posibilidades de sobrevivir con éxito este tipo de proyectos empresariales cuya maduración puede terminar en manos diferentes de sus impulsores. Los gobiernos y las universidades deberían hacer apuestas decididas en esta vía.
2. Los medios, el talento, el capital humano… Producir, desarrollar y retener talento requiere más allá de entornos creativos. El fomento del emprendedurismo tiene más posibilidades de éxito en un contexto en el que se facilitan los servicios necesarios. En nuevas tecnologías es presumible que el desarrollador de un proyecto específico carezca de conocimientos y habilidades de gestión para que la idea puede alcanzar el éxito. Un know how en estos temas (búsqueda de socios, tutorías, gestión empresarial, capitales…) puede elevar muy significativamente la superviviencia y éxito de estos proyectos. En países como los nuestros, en los que las fórmulas de capital-riesgo tienen un menor desarrollo, cabría configurar el concepto de incubadora desde una perspectiva más ambiciosa y generosa. La experiencia asociada a estos temas desvela que incluso que los fracasos se convierten en poderosas herramientas de aprendizaje y experiencia, un auténtico capital humano que las empresas valoran significativamente como input productivo.
3. La legislación y la aceptación social. Aceptamos que un profesor, tome un año sabático, concentre sus clases en un cuatrimestre y premiamos que lleve a cabo una actividad investigadora en muchos casos irrelevante socialmente improductiva con los mayores beneplácitos y complicidades académicas (me ocupé de este tema en La investigación y su compromiso con la sociedad). Sin embargo en muchas universidades públicas nos sorprenderíamos si ese mismo profesor arriesgara sus dinero creando empleo y tratando de hacer productiva empresarialmente aluna idea o proyecto que se hubiera generado en un entorno académico (incluso con las debidas cautelas para determinar la propiedad intelectual de la idea). Conozco algunos profesores relacionados con las nuevas tecnologías que lo han intentado y la experiencia ha resultado una mezcla de sentimientos de autoculpabilidad y de rechazo. Y es que tan importante es una legislación avanzada y clara sobre estos temas como la creación de una nueva cultura en las universidades en favor del emprededurismo empresarial venga de alumnos o jóvenes profesores doctores con unas excelentes posibilidades de explotar su formación y conocimientos








